jueves, 28 de agosto de 2008

La zona abisal es un área de profundidades mayores a 2.000 metros en la que reinan presiones de más de 200 atmósferas (> 200 kg/cm2), en oscuridad total y con un margen de temperaturas de -1 a 5 ºC. Puesto que no hay luz por debajo de aproximadamente los 600 metros. Asombrosamente, los animales que viven en la zona abisal son miembros de los mismos grupos que los que encontramos en las capas superiores. Así, hallamos pulpos, calamares, peces, moluscos, equinoides y gusanos. La diferencia es que estas formas abisales han desarrollado sistemas adaptados a su entorno y no les afectan las presiones tan enormes.


Características de las criaturas abisales :

La mayoría de los peces abisales son pequeños y poseen cuerpos blandos y huesos pequeños, debido en parte a la ausencia de calcio, necesario para la formación de espinas, y de vitamina D, necesaria para unos huesos consistentes.
Las criaturas abisales tienden a tener bocas grandes, dientes largos y estómagos alargables. Estos peces deben ingerir la comida y tragarla, incluso si es más grande que ellos. Ya que la próxima comida puede tardar en llegar.

Generalmente, las especies que viven en las aguas abisales o en la capa de penumbra (capa superior de las aguas abisales) suelen ser bioluminiscentes, es decir, producen su propia luz, que pueden utilizar para atraer a sus presas (algunos peces tienen su órgano luminiscente dentro de la boca), para identificarse con otros ejemplares de su especie o para escapar de algún peligro. Tal luz está producida generalmente por una colonia de bacterias específicas que viven en el interior del pez.

A nuestros ojos parecen extravagantes, pero son uno de los mejores ejemplos de adaptación a un medio hostil, caracterizado por la ausencia de luz, unas aguas gélidas y una aplastante presión. Por ello, no es de extrañar que hace unas cuantas décadas se creía que la zona abisal de los océanos, entre 3.000 y 6.000 metros de profundidad, era un desierto sin vida.